LOS PELIGROS DEL DELIRIO COLECTIVO ANTIPERONISTA DE LA DERECHA RADICALIZADA
LOS PELIGROS DEL DELIRIO COLECTIVO ANTIPERONISTA DE LA DERECHA RADICALIZADA
El antiperonismo destituyente no encuentra sosiego y sus reiteradas manifestaciones públicas de intolerancia y delirios paranoides no son suficientes para desfoguear la masa putrefacta de su odio y racismo. La nueva derecha y sus hordas de horcos han roto cualquier tipo de vínculo con los paradigmas de la racionalidad ilustrada por lo que asistimos a la emergencia de una nunca antes vista mutación de las ultraderechas radicalizadas que clausuran cualquier debate e intercambio por lo que tampoco reconocen a la democracia como sistema de regulación social en tanto solo sea útil para desgastar a los gobierno populares.
En este punto es interesante desplegar algunos conceptos centrales del Dr. Jorge Aleman, periodista, ensayista y psicoanalista, describe con claridad y precisión estos nuevos contextos, dispositivos, subjetividades y sentidos comunes.
LOS COMPONENTES DE LA NOPOLITICA DELIRANTE PARANOIDE
El nuevo poder se desplaza y se condensa en un conglomerado de corporaciones, grupos financieros y conexiones internacionales.
Este nuevo «Soberano» decide sobre la vida y la muerte de la población. Denomino con el neologismo «nopolítica» una modalidad donde la política ya no tiene punto de anclaje. Va hacia una deriva sin límites donde la relación con la verdad, la ética, los legados históricos quedan suspendidos sin necesidad de declarar el estado de sitio.
Las condiciones de posibilidad para estos dispositivos de poder exigen de una novedad. Esta novedad consiste en que la paranoia, el odio y la sospecha querellante que la acompaña (todos elementos constitutivos de la llamada personalidad) puedan transitar y crecer exponencialmente a través de los vínculos sociales. Esto parece cristalizarse en un mundo donde cada vez más hay sujetos que más que demandar sus derechos democráticos piden que sus delirios sean reconocidos.
La ultraderecha actual renació convencida que lo que ellos llaman libertad está amenazada por un peligro terrible inventado por ellos mismos. La primera forma de este delirio «nopolítica » fue el populismo, Kirchnerismo o Venezuela, da igual.
Los relatos de este nuevo soberano no tienen una correlación con la lógica de la contienda. Por ello, está Nopolítica no puede valerse de cualquiera, exige que sus representantes participen de la paranoia y la «debilidad mental«, nada que ver con un déficit orgánico sino como una subjetividad flotante, sin ningún amarre a nada, sin sujeción a la ética y de vocación transgresora y desinhibida. Por supuesto una de las posibilidades que inaugura está horrible pandemia con el crujir civilizatorio que la acompaña es que esta Nopolítica sea lo que termine ocupando el centro de la escena en la mundialización del nuevo estado de excepción propia del Capitalismo contemporáneo. Cuidar de lo político es ahora más que nunca un freno a la locura peligrosa. No hablamos del loco real que en una insondable decisión eligió ser libre más allá de toda apariencia, sino de la locura mala que ve en la vida solo un fondo disponible para sus maquinaciones.
LA DERECHA SERA EN LA MEDIDA QUE EL PERONISMO DEJE DE SER
Las manifestaciones de estos delirios quedan plasmadas en las consigas que acompañan las marchas. La vacuna contra el coronavirus está fabricada con fetos de bebes abortados. La nueva vacuna tiene microchips para controlar a la sociedad. La homosexualidad es el origen del coronavirus. El virus no existe. La pandemia no existe, es un invento. Los muertos no existen. Nadie murió de covid-19. El gobierno quiere imponer un nuevo orden mundial llamado globalismo. Las vacunas son una mentira. La cuarentena está causando más muertes. Hace tres meses que no cojo.
Este semejante caos discursivo es lo que habilita la desarticulación social a partir de que la lógica y la razón ya no guardan vínculo alguno con las construcciones discursivas de los dispositivos del poder. El peligro del delirio estriba en su capacidad para generar más delirio y locura por lo que intentar desactivar estas estructuras desde la lógica se vuelve imposible y, hasta cierto punto, peligroso, ciertamente, por la capacidad de la locura de arrastrar todo a su vórtice.
Este enmarque psicoanalítico nos permite adentrarnos en un análisis descriptivo de ciertos componentes sobre los que hemos ahondado durante todos estos años. A riesgo de volvernos reiterativos, algunos conceptos resultan tan burdos que paradójicamente se vuelven inanalizables para los relatos que los medios hegemónicos en sus intentos por disfrazar y naturalizar sus posicionamientos políticos sectoriales como verdades absolutas y reveladas.
Odio, racismo, intolerancia y delirio constituyen los componentes estructurales de las marchas antiperonistas. En sus consignas quedan inscriptas las marcas de sus significados, reiteramos, el nuestro es un esfuerzo analítico conceptual propio de los paradigmas ilustrados para describir dispositivos que ya no se valen de estos encuadres para construirse y reproducirse. El rostro del presidente Alberto Fernández colgado en un horca, sintetiza el espíritu de la marcha convocada ayer por macristas, radicales y lilitos, junto a la comparsa de “libertarios”, neonazis y vecinos de barrios privilegiados de la Capital Federal. Esta recreación en el siglo XXI del salvajismo unitario, se potencia en un contexto sudamericano favorable a las bestias. La única identidad política fuerte en la Argentina, además del peronismo, es el antiperonismo, sin importar los nombres que se pongan (radicales, progres, fascistas, anarquistas, trotskistas, etc.)
Lo más rancio de la derecha criolla está en pie de guerra contra la democracia. No han digerido -aún-, no solo la derrota electoral del año pasado. Sino algo más grande. La oportunidad perdida de avanzar con la legitimidad que dan los votos populares (situación hasta el 2015 inaudita para el neofascismo argentino), en el plan económico surgido tras el golpe cívico-militar-eclesiástico de 1955, cuyo objetivo desde entonces fue la destrucción del peronismo.
La orfandad de liderazgos en la oposición también es un aspecto central del entramado político de cambiemos. Con el hijo del empresario fallecido Franco Macri exiliado en Francia, han perdido la oportunidad que podría brindarles las urnas de volver al poder nuevamente. El ala dura de cambiemos, sus horcos más abominables como la ex ministra de seguridad, apuestan el todo por el todo a lo que la derecha argentina siempre aposto, la muerte. Su esperanza esta focalizada en capitalizar las muertes que deje la pandemia como una estrategia para desgastar al oficialismo endilgándole una supuesta incompetencia en el manejo de la crisis sanitaria y económica que deje la pandemia.
Queda claro que no existe la posibilidad de una convivencia democrática con estos sectores. No por falta de voluntad de parte de los gobierno peronistas, sino porque ellos nos detestan. Nos quieren muertos. Se haga lo que se haga ellos son en la medida en que el peronismo deje de ser, políticamente, culturalmente y humanamente. Su existencia solo se justifica si va en pos de nuestra inexistencia.
Habrá más marchas, ojala estas sean el resultado de que el gobierno continúe avanzando en derechos para las mayorías.
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